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Parroquia del Señor de la Piedad Jurica

HISTORIA

   Las siguientes líneas presentarán el itinerario del nacimiento de esta Parroquia y cómo se ha ido configurando con el paso de los años. 

   En 1968 el Pbro. Hilario Rodríguez, siendo Vicario de San Sebastián, puso la primera piedra y cimientos del Templo de Jurica, lo que sería en un futuro el Templo Parroquial. El 4 de marzo  de 1980, el Excmo. y Rvmo. Señor Don Alfonso Toriz Cobián, entonces Obispo de Querétaro, por decreto erigió la Parroquia del Señor de la Piedad.

   El Pueblo de Jurica, forjado en el laboratorio policentenario de la religión, no se entiende sin una devoción particular en torno a la cual se construye el calendario social, la identidad y la vida comunitaria, que en Jurica, el pueblo, la antigua hacienda, tiene vida intensa. Aquí la advocación que se respira en las calles, las plazas, las fiestas y desde luego en los templos, es el Señor de la Piedad.

   Tomamos del Dr. D Agustín Francisco Esquivel y Vargas un fragmento de su libro "El  Fénix del Amor, primera historia del pueblo de la Piedad", publicado en 1764 (Carrillo 1991), en tanto que es el texto mejor integrado de esta tradición:

   A las orillas del río Lerma, se mantenía de humilde labrador  y pescador de bagre un mulato de nombre Juan de Aparicio Segura con su hermana Catalina Segura, mujer de Blas Martín, acompañado de Juan de la Cruz, hijo del primer matrimonio de Blas Martín.

   Un día, víspera de la Nochebuena, Juan de Aparicio y Juan de la Cruz con otros pastores del lugar salieron al campo a traer leña para su casa, y encontraron un tronco seco de tepame como de una vara de altura y lo trajeron al patio de su choza; allí formaron una luminaria para celebrar la fiesta del Nacimiento de Cristo y echaron a la lumbre el tronco, con otros leños, donde ardió toda la noche.  Salió Aparicio a calentarse al calor de la alumbrada y vio que todos los leños estaban hechos brasas y solo el tepame no se quemaba.

   Lo sacó de la lumbre, lo tiró a un lado, y tomando un hacha para trozarlo, al tirar el primer golpe arrancó la tecata de medio lado y descubrió el bulto de un soberano crucifijo.  En esto salió su hermana Catalina y advirtiendo que se descubría una imagen, quitó con sus manos el resto de la cáscara, hasta descubrir un pie. Admirados el suceso avisaron a Blas Martín.  Quitaron toda la corteza del tronco y descubrieron una imagen en blanco, que sacaron y llevaron a un aposentillo.

   A los pocos  días, que fue la fiesta de los Santos Reyes, pasaron por ahí tres indios que eran escultores y venían buscando imágenes que componer.  Los llamó Blas Martín a su casa y les encargó que pusieran encarnación a la imagen.  A la mañana siguiente volvió a ver su obra y halló en el aposento el crucifijo encarnado y puesto en una cruz, pero los indios escultores habían desaparecidos.  Este suceso ocurría en el año de 1687.

   A la voz del prodigio, anhelando poseer la imagen, acudieron los pueblos vecinos y convinieron todos a entrar en rifa: tres veces la rifaron y tres veces salió agraciado el pueblo más pobre de todos, que se componía de tres casas, dos de indios y una de un español.  Luego buscaron nombres a la imagen y echaron en rifa varios títulos.  Tres veces seguidas salió el de Señor de la Piedad.

   En Querétaro, la devoción al Señor de la Piedad es antigua y se ha expandido conforme los oriundos de Jurica emigran a otras comunidades. En la tradición oral no hay definición de fechas, pero podemos acudir al archivo histórico de la Diócesis de Querétaro y en efecto, la primera vez que se menciona el culto al Señor de la Piedad en Jurica es en el año 1891 y a finales del siglo XIX, el hacendado Francisco Urquiza manda edificar una capilla para el culto.

    Para  el año de 1897 ya hay constancia documental de que el 24 de diciembre se destina el día a la festividad del Señor de la Piedad en Querétaro y se registra también la regularidad anual de la fiesta.

Si quiere conocer más sobre la historia de Jurica y nuestra Parroquia, puede adquirir el libro " Jurica Inmemorial" en la oficina parroquial.

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